martes, 20 de enero de 2015

martes, 13 de enero de 2015

la igualdad

UN NUEVO ALUMNO
Esa mañana yendo a la escuela, me encontré a mi amigo Juan. Me dijo que hoy iba a venir un niño nuevo a nuestra clase, yo me esperaba un chico listo, deportista, inteligente… Cuando entre a clase vi dos chicas repugnantes, una era china que se llamaba Liana y la otra era africana que se llamaba Sara.
Liana se puso a lado de Juan y Sara a mi lado, ¡me dio asco! Más tarde la profesora nos dio los papeles de los extraescolares, Juan se apuntó a escalada, y yo a balonmano. Por casualidad Sara se apuntó a balonmano y Liana a escalada.
En el patio Juan y yo le dijimos a Liana y a Sara que nosotros somos los mejores de la clase entera.
Cuando empezaron los extraescolares, Sara y yo fuimos a balonmano y le dije: Yo soy el mejor del mundo y respondió: Ja ja ja. El entrenador nos puso a hacer calentamientos y después nos pusimos en equipos y Sara era del equipo contrario que el mío.
Al de un rato me entere que Sara era bastante buena y Juan me dijo que Liana tampoco era tan mala. Después les pedimos perdón a las chicas por ser tan malos y duros y fuimos a jugar a las carreras.
Desde ahora en adelante Juan y yo hemos aprendido que las chicas y los chicos por físico seremos diferentes pero por dentro somos igualitos.

Rumanía
Buenas. Hoy os hablare de una historia que me ocurre día a día. Todo comienza en mi casa, a las 18:30 p.m. Mi madre llega tan cansada del trabajo que no puede más, pero como nadie está en casa hasta que ella llega, tiene que limpiar toda la casa. Deja sus cosas, se cambia la ropa y empieza a trabajar. A veces, hasta tiene que ir a casas para trabajar después del trabajo.
Mi padre, no suele hacer casi nada. Es más, llega a casa, deja su riñonera (bolsa que suelen llevar los hombres) y se tumba en el sofá más cómodo, mientras que ve a mi madre, trabajando y trabajando…
Yo le digo a mi madre:
-Mama, ¿necesitas ayuda? Pero ella me responde:
-No, cielo. Déjame trabajar y tú prepara las cosas que tienes que preparar.
Es que muchos hombres no se enteran y eso me da rabia. Las mujeres o las madres son las que más empeño le ponen al trabajo. Ellas lo hacen todo: preparar y estar pendiente de la comida, pasar la aspiradora, lavar los platos, lavar y planchar la ropa, hacer las camas… mientras que ellos, los hombres, no hacen nada.
En Rumania, (yo soy de allí), ocurre algo parecido con mis abuelos, aunque con alguna salvedad, pero luego las cosas no cambian: ellos trabajan en su caserío y en el campo. Los dos trabajan muchas horas por igual, pero por la tarde o cuando paran de trabajar, mi abuela se pone a trabajar otra vez. No para hasta que se va a dormir, y como ella dice, entonces también sigue trabajando con la cabeza. Esto es lo que ocurre en mi casa a diario.

Autora: Andreea Dobroiu, 10 años, quinto curso de primaria.


LA DESIGUALDAD
Yo creo que en mi casa hay bastante igualdad, porque las tareas de la casa igual que mi madre las hace mi padre también las completa. Un día de verano fuimos de veraneo a una de las islas Canarias llamada Tenerife. En Tenerife hice un amigo llamado Darío. Darío invito al piso que alquilo en el hotel, en aquel piso no hubo nada de igualdad. Mientras que el padre de Darío estuvo sentado en el sofá la madre de Darío estuvo trabajando en las tareas de la casa. Yo estuve jugando con Darío y mientras que estuve jugando, estuve pensando como se sentiría por dentro la madre de Darío porque el padre de Darío no le ayudaba en las tareas de la casa. Después de jugar vimos un documental sobre leones, y como en casa de Darío o muchas más casas la mujer siempre está trabajando. Después de aquel día comprendí que tengo suerte porque en mi casa mis padres comparten las tareas de la casa.

LEZO RENTERIA


Las diferentes razas


Yo al principio no sabía lo que era la desigualdad, pero le pregunté a mi padre lo que era la desigualdad y me lo explicó. Después de que me lo había explicado empecé a escribir algo sobre la desigualdad.
Tipos de desigualdad hay muchas, pero yo voy a hablar de la desigualdad entre las razas.
Erase una vez una familia de África que vino a Bermeo de vacaciones, y como todos sabemos
eran de raza negra.

Empezaron a ir a la escuela, entonces el primer día de clase todos los niños les burlaban, porque
decían que los Bermeanos eran mejores en todo y porque eran negros. Pero a los Bermeanos
como sólo les importa de qué color son y de si son buenos o malos les trataban como muñecos o
muñecas.
Como los Bermeanos les trataban mal, los negros también les empezaron a tratar mal.
Cuando fue la hora del patio, los Bermeanos no les dejaron jugar con ellos, pero cuando llegó la
hora de gimnasia como los negros eran mejores, les empezaron a ayudar ,y así los Bermeanos se
dieron cuenta de que todos somos iguales y que da igual de qué color sean. A partir de entonces
les trataban como mejores amigos o como personas normales .
Y, así es como todos fueron felices y comieron perdices y colorín colorado este cuento se ha
acabado.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Euskera eguna Abenduak,3











jueves, 11 de septiembre de 2014